Libres para pensar, libres para crear

Nos prometieron una carrera, con una línea de llegada

Y un premio: el éxito en la vida. La lógica parecía infalible. Pero algo no encajaba, y nos tomó un tiempo darnos cuenta. 

El mundo ya no funciona como antes. Las fórmulas del siglo pasado para el éxito, el trabajo, la felicidad, la belleza, la libertad, la familia, el hogar, el amor, están cambiando. Lo estamos cambiando. No nos resulta tarea fácil, pero no sabemos conformarnos. 

Somos la generación que ha venido a desafiar lo conocido. A cuestionarnos el porqué y buscar mejores formas de hacer las cosas. 

No porque creamos que debemos ser perfectos, sino porque pensamos que el mundo merece y puede tener algo mejor.  

Para nosotros la vida es acción, es movimiento. 

Viajar, no es descanso, es escuela. Cambiar no es abandonar, es apostar. Crecer es nuestra tarea más imperiosa. 

Nos guía nuestra curiosidad por hacer. 

Sabemos que los límites no están definidos, y aunque busquen encasillarnos, hayaremos la forma de romperlos. Aprendemos haciendo, y no habrá nada que nos detenga.  

Sabemos que para generar una contribución excepcional al mundo, tenemos que ser fieles a nuestra esencia. El autoconocimiento no es narcisismo, es parte de nuestra misión. 

No dejemos que el miedo, la ansiedad, los prejuicios y el ruido exterior,  opaquen eso que vinimos a dar al mundo.  Si aún no los sabes, pues sigue buscando, encontrarlo es parte del camino. 

Aceptemos el llamado a la aventura. 

Confiemos en nuestro impulso más profundo. 

Pero sobre todo, sigamos haciendo las cosas con amor, porque donde hay amor, hay libertad; y donde hay amor y libertad hay creación.

Ya somos libres. 

Somos suficientes. 

Somos buscadores. 

Somos inconformistas.

Alejandro